Historia De Vida: La Niña Que Creció Como Voluntaria

Apenas llegaba a San José de Minas, Lizeth Nicolalde caminaba a paso ligero y con la mascarilla puesta para llegar puntual a su voluntariado. Desde las 08:30 en la escuela Cumaná de esta parroquia rural ubicada a 80 kilómetros de Quito apoyaba a una docente en el uso de las tecnologías educativas y reforzaba con los estudiantes conocimientos de lectura y escritura. La joven de 23 años tiene claro que, en estos días de pandemia, en que los niños no pueden ir a clases presenciales, el refuerzo educativo es importante. Además, conoce, por experiencia propia, que la labor de un voluntario en temas educativos puede lograr cambios importantes en la vida de niños y niñas.

Ella lo experimentó. Desde los siete años está involucrada en los programas de ChildFund y su socio local, la Federación de Organizaciones de la Niñez y Adolescencia de Pichincha (Fonap). Recuerda que cada año se inscribía en los campamentos vacacionales que llegaban hasta su barrio.  Allí hacían caminatas, le enseñaban manualidades y jugaba fútbol. A los 12, agradecida por todo lo que había aprendido en ChildFund, decidió cambiar de papel y convertirse en líder y voluntaria. Ya no solo era la niña a la que apoyaban –relata Lizeth– sino la joven que ayudaba como facilitadora de niños y adolescentes.

Lizeth por lo tanto, en su juventus, decidió convertirse en voluntaria en el Programa de Trabajo Comunitario. Cuando se enteró de que ChildFund abrió la convocatoria para apoyar a los estudiantes en medio de la crisis sanitaria por Covid-19, se inscribió con entusiasmo. Lizeth está segura de sus capacidades, lo que ha aprendido en los talleres de liderazgo que le ofreció ChildFund lo aplicó en este y todos sus voluntariados.   

El aprendizaje continúa

Para llegar a San José de Minas, Lizeth tomaba dos buses y viajaba una hora desde su casa. En las aulas la esperaba la profesora Mariana, a quien apoyaba en el uso de la plataforma ClassRoom, que usaba para subir las tareas de los estudiantes y calificarlas. La nueva realidad obligó a los profesores a utilizar herramientas tecnológicas a las que no estaban acostumbrados cuando ofrecían clases presenciales. Enseñar a una profesora es una nueva experiencia para esta joven. “Apoyarla es como aportar también a mi vida. Estoy feliz de poder ayudar. La profe es super buena gente y cuando me dice ‘gracias’, eso suma mucho a mi vida, me da más ganas de seguirlo haciendo”, dice Lizeth.

De martes a viernes, Lizeth visitaba a 20 niños de cuarto, quinto, sexto y séptimo de básica. Organizaba cada jornada según los sectores, visitaba a cinco estudiantes diarios, que viven cerca o dentro de una misma zona. A veces, cuando los niños están en barrios diferentes, la joven voluntaria se trasladaba de un sitio a otro. Para que ella visite una casa, es importante coordinar que un adulto esté presente; es un requisito del Programa para precautelar la seguridad de los niños beneficiarios.

Para esta joven, el trabajo comunitario es muy importante, sobre todo con los niños, y Lizeth tiene experiencia ya que al ser facilitadora en los campamentos vacacionales de ChildFund le encanta contar cuentos y guiar juegos. Asimismo, una vez participó en un programa que motivaba a los niños a ser emprendedores, como ejercicio hicieron pastelitos y gelatinas para vender en el barrio.

Todo esfuerzo es retribuido

Lizeth ha visto cómo la pandemia afecta a la educación. Hay estudiantes que no tienen acceso a Internet ni a la tecnología y no pueden recibir clases virtuales. Otra de las experiencias que la sacudió fue encontrarse con estudiantes que no saben leer y escribir por problemas de discapacidad. Con ellos comprendió que hay diferentes maneras de aprendizaje. Esta experiencia le permitió estar más de cerca de otras realidades y, aunque a veces se plantea por qué todavía existe mucha desigualdad en el mundo, confía que es posible salir adelante.

Lizeth lo sabe, se ha esforzado mucho para conseguirlo. Actualmente combina el voluntariado con su otra prioridad, sus estudios. Hace poco egresó de la carrera de Comunicación Social y está concentrada en su tesis de grado. Durante su carrera universitaria, Lizeth también accedió, a través de ChildFund, una beca de la Fundación Divino Preso, que –de alguna manera­­– fue un premio a su actitud positiva y su buen desempeño académico. La beca consiste en una ayuda económica para material académico, como libros e internet, sobre todo en esta época en que la tecnología es muy necesaria

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